REFLEXIONES DE UN CINCUENTÓN. Hoy dando uno de esos largos paseos que me han impuesto los médicos, observando a la gente que se cruzaba conmigo y hurgando en mis propias reflexiones, he llegado a una serie de conclusiones muy poco halagüeñas. Los cincuentones cuando se visten y comportan como si fuesen todavía 20 añeros son "patéticos". Y, lo peor, es que ellos, en el fondo, y ante la cruel y sincera soledad del espejo, lo saben. !Claro que lo saben!. El verano ha hecho hoy alarde de su nombre sometiéndonos a unas temperaturas que obligaban a buscar la acogedora sombra de los plataneros que crecen a la orilla de la ría. El espectáculo era tan bochornoso como el calor. Hombres de mi edad, con su barriga y calvicie, mal disimulada, caminaban tan ufanos con sus "pantalones piratas" y sus chanclas o cangrejeras de río (según los gustos de cada cual).
El punto final lo daban algunos tatuajes, absurdos en su significado y fundamento, y sus camisetas sudadas con frases que pretendían ser "originales", supongo que en su día, es decir, hace una década. Todos estos "complementos" debieran estar prohibidos. No solo por lo ridículo que le hacen parecer a quien los lleva, sino porque, además, y por mucho que traten de convencerme, no son nada cómodos. Los compran en el "Chino" del barrio, en el mercadillo de los gitanos o en los saldos de Barakaldo y el tejido y el material plástico con que se elaboran, ni traspiran, ni protegen de rozaduras, ni, tan siquiera, ayudan a combatir el calor.
Además, al llegar a estas edades, en las que ya empezamos a bajar la cima. Cuando mirar al pasado nos da nostalgia y mirar al futuro miedo, sentimos el vértigo de la pendiente hacia abajo que se abre ante nosotros y que, como si se pudiera, tratamos de eludir haciendo, generalmente, el ridículo más espantoso. Voy a dar unos ejemplos que se me han ocurrido, pero no pretendo ofender con ello a nadie que pueda sentirse identificado. Como dice el tango de Gardel en este "merengue" todos estamos algo embarrados;
- El primer prototipo sería el que tiene ya una calva prominente y opta por pelarse al cero. La calvicie siempre se ha identificado con un hombre gris, algo cenizo, aburrido, metódico y de permanente mala leche. Yo imagino calvo al típico "Jefe de negociado" en un Banco o en la Administración.Uno de esos personajes (el Sr Bonilla, Martínez o Peláez) que el magistral José Luis López Vázquez interpretó como nadie.
- Frente a ello, el "pelarse" al completo (que antes era algo humillante, símbolo manifiesto de sífilis, piojos, o estancia en prisión) ahora se identifica con el hombre sano, deportista, metrosexual, afable, original y conocedor de sitios de ambiente, que se machaca cada tres días en el gimnasio de moda o corriendo como un psicópata con los cascos de música puestos oyendo la banda sonora de Rocky para darse ánimos. Pero no cuela. Los jóvenes de verdad les detectan a la legua y huyen de ellos como de la peste, cuando en sus maratones callejeros pretenden entablar conversación.
- Otro de los "Increíbles" es el cincuentón obeso que ya ha demostrado que es incapaz de hacer dieta y al que sus hijos le han comprado, para el día del padre, en las ofertas de una Gran Superficie, todos los ridículos complementos del grupo ciclista Euskaltel. Y ahí va el infeliz, hecho un cromo. De lado a lado de la carretera, sudando a mares, poniendo en peligro su vida y la de todos los coches con que se cruza, lleno de colorines y con un casco que a duras penas le cabe en su gran cabeza y le da auténtico aspecto de marciano o de un engendro extraterrestre propio de "Cuarto Milenio".Se le identifica por sus jadeos y soplidos cada vez que tiene que pararse (cada 10 minutos) porque no tiene fuelle. Suele "correr" en pleno verano, a las horas que el sol más calienta, desoyendo las advertencias que no solo los médicos sino la más elemental prudencia aconsejan. Al final, cansado de ver como las jovencitas le adelantan en todas las carreteras, harto de sentirse ridículo al observar su grotesca imagen en el reflejo de los escaparates, acaba abandonando la bicicleta, el mallot y el casco de marciano en un desván de la casa "del pueblo" o malvendiéndolo en ebay, para volver a "potear" con su cuadrilla de toda la vida que es donde realmente se siente feliz.
- El que insiste en vestirse como un jovencito o un hippy de los 60 "trasnochado", con una ropa que no está ni "imaginada" para gente de su edad. Estos son los consumidores de la estética surffing o de deportivas de marca que, en realidad, solo usan los cincuentones con dinero.
Otros, llevando su inmadurez a la quinta esencia, acaban "tirados" tratando de vivir su "paraíso de la libertad" desde la esclavitud de una mendicidad diaria que tratan de disimular con una guitarra en las manos.
- Más pintoresco es el presumido impenitente que se cree que las jovencitas le miran con admiración y deseo (en realidad lo hacen con curiosidad malsana) y se infla como un pavo real en celo, adoptando unas poses y unos gestos, de barra de bar de Hollywood, que hace las delicias de cualquier observador que tenga interés en la débil y contradictoria psicología humana.
- Una parte de ellos, los más peligrosos, se tiñen el pelo, se compran ropa interior "sexy", camisas escandalosamente llamativas o, ya en su fase más terminal y aguda, se rizan su escaso cabello. !!Para gritar !!
- Finalmente, destacaremos al que se limita, tímidamente, y mediante la técnica de prueba-error, a lo más convencional; dejarse barba, quitársela, dejarse perilla, volver a la barba, afeitarse la cara, alargarse afiladamente las patillas o cortárselas por encima de las orejas (estilo marine americano) o probar con cuatro pelos bajo el labio inferior (la típica mosca), como signo inequívoco del que pretende dar la imagen del eterno progresista con inquietudes alternativas y partidario de las "relaciones abiertas", aunque tenga puesto de trabajo fijo y viva, desde hace tiempo, como cualquier burgues acomodado.
Estos, "juglares urbanos", hartos de oir las críticas o bromas crueles de todo el mundo opta por afeitarse y tratar de acostumbrarse a su nariz, más larga de lo que le gustaría, a su papada incipiente o ya consagrada, a las bolsas de los ojos o al pelo de la nariz y las orejas que ya es el único que le crece.
- En el caso de las féminas el asunto adquiere un mayor dramatismo. Comienza con la dieta de la alcachofa, las cremas quita arrugas milagrosas, las hidratantes con todo tipo de extravagancias (baba de caracol, polvo de oro, caviar, veneno de serpiente, ácido hialurónico, vitaminas de la A ala Z), el "Farmatín" para mantener una anacrónica melena que tratan en vano de prolongar, como quinceañeras, hasta que, rendidas a la evidencia, ceden a cortarse el pelo (igual que sus madres) y asumir su roll de "maduritas".
- Algunas, incluso, vuelven a intentar "ligar" con jovencitos (generalmente siempre dispuestos a lo que sea, fundamentalmente a desplumarlas), se deforman las facciones con sucesivas operaciones de estética que, por un extraño efecto visual, les hacen creerse jóvenes y atractivas todavía para los jóvenes y, al final, de acabar con alguien, lo hacen con alguno de los especímenes arriba mencionados.
¿Por qué estos prototipos humanos se han masificado exponencialmente? ¿Quién, cómo y por qué consigue imponer estas modas sociales? ¿somos libres al adoptarlas?. Puede que alguna de éstas nos oriente en las posibles respuestas;
"La televisión proporcionó el medio ideal para crear una cultura homogénea, una cultura de masas, a través de la cual se podía modelar y controlar para que toda la gente del país pensara lo mismo" Harley Schlanger
"Lo hacen para atontarnos. Para lavarnos el cerebro. Para convertirnos en adultos sensibleros de tendencias infantiles. Para que no estorbemos a las personas importantes pensando demasiado por nosotros mismos" Daniel Estulin.
"Los adultos disociados no son capaces de ejercer una autoridad moral sobre sus hijos, ya que están demasiado ensimismados en sus propias fantasías infantiles, provocadas por la televisión.-Observe a las personas adultas de hoy en día que han aceptado la decadencia moral de la generación sin futuro a la que pertenecen sus hijos, en lugar de enfrentar el conflicto y, de este modo, han aceptado normas morales decadentes" Daniel Estulin
Hasta ahora nos hemos limitado a exponer aspectos superficiales como la estética. Ya sé que esto no es algo transcendental, pero no por ello deja de tener su importancia. Nuestra vestimenta, nuestro aspecto externo no son neutrales. Son nuestra carta de presentación en sociedad y expresan aspectos más íntimos y profundos como nuestra personalidad, ideología, creencias, etc. En definitiva, "el hábito no hace al monje" pero sí lo identifica.
Hasta ahora nos hemos limitado a exponer aspectos superficiales como la estética. Ya sé que esto no es algo transcendental, pero no por ello deja de tener su importancia. Nuestra vestimenta, nuestro aspecto externo no son neutrales. Son nuestra carta de presentación en sociedad y expresan aspectos más íntimos y profundos como nuestra personalidad, ideología, creencias, etc. En definitiva, "el hábito no hace al monje" pero sí lo identifica.
Siempre es bueno leer estos reportajes para despertar de ese sueño que nos hace creer que somos jóvenes todavía.Muy buena la lectura.
ResponderEliminarDespués de leer esta critica constructiva que ma he hecho reir en varias ocasiones, tengo que decir "chapeau"..... Me quito el sombrero.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. En realidad todo puede resumirse en una frase; "cada mayo tráe sus flores" y "la vejez es la consecuencia de seguir vivo". Un abrazo y gracias.
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